Hoy por ser Jueves Santo os voy a ofrecer un post de cocina.
En mi casa es costumbre hacer dos tipos de dulce en Semana Santa: torrijas, que son típicas en toda España, y huevecillos, típicos de Extremadura y Andalucía.
Las dos recetas se elaboran prácticamente con los mismos ingredientes básicos: pan, huevos, leche, aceite (preferiblemente de oliva), limón, azúcar y canela. Las dos eran una forma de aprovechar el pan sobrante. Hoy en día hasta venden pan especial para hacer torrijas cortadito en rebanadas y todo.
Se conoce la existencia de las torrijas desde el siglo XV que aparecen en los escritos, o sea que a saber desde cuando se hacían sin haber sido mencionadas. Se decía que era una forma de alimentar a las parturientas y que se recuperasen más deprisa, esas torrijas llevaban además miel. A comienzos del siglo XX eran muy típicas en las tabernas madrileñas servidas con un vaso de vino, supongo que de ahí vendrá el dicho de "cogerse una buena torrija".
Hay muchas variantes de torrijas, las clasicas se remojan en leche cocida con azúcar, canela y cáscara de limón, luego se rebozan en huevo y se fríen. Una vez fritas y escurrido el aceite se vuelven a rebozar con azúcar y canela y se reservan, o se remojan en un almíbar hecho a base de agua y azúcar, aunque hay quién le echa a ese almíbar un poco de vino dulce, anís u otro tipo de licor. Hay quién utiliza las dos cosas juntas, primero azúcar y canela y luego el almíbar. También se pueden remojar después de fritas en miel caliente (mejor un poco rebajada con agua para que esté más líquida) o dejarlas en la leche sobrante a la que le añadimos un poquito de licor. También podemos pasar de la leche y remojarlas desde el principio en vino.
En mi casa se suelen hacer las clásicas con almíbar, aunque a veces también con azúcar y canela. Estan son las que ha hecho esta vez, con todo :).
He de decir que esta Semana Santa ya se habían hecho antes que estas otras tres fuentes llenas como la de cristal y desde hace unos años también son típicas en mi casa las torrijas en Navidad, tradición que compartimos, al parecer, con la gente de Cantabria.
Mi madre, la señora que ha hecho estas maravillosas torrijas, es de un pequeño y precioso pueblo de Zamora que se llama San Juan del Rebollar y suele contar que cuando era pequeña y llegaba la época de hacerlas, para que los niños no estuvieran enredando en la cocina, les mandaban a casa de vecinos y/o familiares a por ingredientes ficticios para hacer las torrijas, como por ejemplo el larigón, así les tenían toda la tarde dando vueltas por el pueblo y no daban la lata.
Los huevecillos, como ya he dicho, son típicos en Extremadura y Andalucía y mi padre, como buen extremeño, no los perdona ni un año. En algunos sitios también los llaman buñuelos de leche o repápalos de leche, hay que especificar "de leche" pues también existen los buñuelos de viento o los de bacalao y los repápalos salados. No he encontrado información sobre el origen o la antigüedad de este plato, pero estoy segura de que también es antiquísimo.
Los huevecillos, o güevecillos, son muy similares a las torrijas solo que con el pan y los huevos se hace una pasta con la que se van haciendo pelotitas y se fríen. Una vez fritas y escurrido el aceite se echan a la leche previamente calentada con azúcar, canela, cáscara de limón y de naranja y se dejan cocer unos 10 minutos. Luego se dejan reposar y se comen fresquitos, así es como mi abuela enseñó a mi madre a hacerlos. Ñam.
Se que en muchos otros lugares del mundo se comen dulces muy parecidos, me encantaría leer vuestros comentarios al respecto.
Me gusta reciclar y reutilizar las cosas y también me gustan las tradiciones, por eso este me pareció un post ideal para mi blog. Y ahora me voy a saltar la dieta y a endulzarme el día ;).
B.J.D.